miércoles, 9 de noviembre de 2011

Me asusta, pero me gusta....

Ya te he dicho que ser mamá es la mejor experiencia que he tenido en mi vida, la más amada, gozada, llorada, reída (existe esa palabra?), agotadora, entretenida, intensa. Pero lo que no te he contado aún es que estos 20 meses han sido también los que más miedos han aflorado.

Ya superadas tus operaciones anteriores, seguimos con oxígeno en la casa. Cerrabas tus ojos y comenzabas a desaturar, por lo que tenían que usar O2 por las noches y en tus siestas. Los primeros días fueron del terror. Tú conectado y nosotros pegados mirándo el monitor. Tus doctores nos habían dicho que no podíamos vivir así, por lo que lo óptimo era apoyarte con el O2 suficiente para que la máquina no sonara. Comezamos así y contigo durmiendo en tu pieza, pero no nos quedó más que convidarte a la nuestra, durante el frío invierno de 2011.

La cosa no mejoró con el tiempo, lo que era una opción, así que en junta médica y luego de varios exñamenes, se decidió realizar una operación que corregiría el mal de Chiari II y con ello, los problemas de ventilación.

El 7 de noviembre, a las 7:50 am, entraste con tu papá al pabellón. La cirugía estaría a cargo del mismo equipo médico que te había operado las cuatro veces anteriores. Pero todo fue distinto. Antes eras más chiquitito y no entendías mucho, y aunque siempre te dio miedo, lo que viví esta vez me partió el alma. Toda la noche previa dormiste a saltos y sólo querías abrazarme. Así, colgado a mi cuello, te llevamos a preparación y llorando con cara de pavor, y luchando con las enfermeras, caíste anestesiado.

Pese a la confiaza que tengo en Felipe y su equipo, a lo alentador del panorama y a todo el apoyo "vibratorio" y de cadenas de oración con los que nos sentimos tan queridos, creo que esta fue la primera vez que sentí que te podía pasar algo, que la ventilaciòn precaria te podría jugar en contra....

Todo salió bien y mejor y con algunas desaturaciones, a las 48 horas de operado ventilabas al 99% sin problemas. claro que todo sería un proceso y pese a las mejorías, el doc no nos pudo asegurar que te mantendrías así tan rápidamente.

Conversando con un viejo amigo que fue papá hace un año, llegamos a la conclusión que no somos los mismos y que por nada cambiaríamos esta aterradora, pero increíble experiencia de ser papás. "No me imagino sin la Gorda, te juro que pienso y como que no es posible", me dijo Diego, y yo asentí. Porque pese a todo lo que nos ha pasado, Gaspar, mi vida no estaría completa sin tus risas y enojos, sin tus abrazos. Creo que los papás me van a entender y si tú algún día tienes un hijo, me querrás más aún, porque comprenderás que, sin duda, la vida se completa. El miedo a perderte es la sensación más angustiante de mi vida, y espero no volver a pasar por ella. Pero si nuevamente debemos sortear obstáculos, ten por seguro que sacaré fuerzas del más allá, porque hoy, desde hoy, soy tu mamá "superpoderosa".

      A ver, ¿¿quién no daría y haría todo por esta guagua tan rica???

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