miércoles, 4 de abril de 2012

Seremos cuatro

Yo creo que todas las mamás de niños con algún tipo de patología, tienen miedo de volver a repetir la historia. Yo no soy la excepción. Cuando tenías un año, con tu papá empezamos a pensar en que sería el mejor momento para tener otra guagua, con la idea de que fueran cercanos. Hablamos con los médicos, los que nos aseguraron que pese a que no es lo normal, el mielo se podría repetir, puesto que teníamos mayores probabilidades que otras parejas, por el hecho de haber tenido ya un hijo con la patología. Pero que las opciones eran mínimas. Todos nos dieron su apoyo y comenzamos la tarea.
Cuando nos preguntaban por "el hermanito" y yo contaba que estábamos buscándolo, los comentarios fueron muchos, algunos de alegría, de fuerza, pero otros traían consigo mensajes subliminales como "pero coooomo se les ocurre", "ay, que miedo que venga igual", "tai segura?". Frente a esos, reaccioné del mismo modo como me enfrentè a las opiniones relacionadas con la elección del jardín: en shock.

Muda. Incómoda.

Hace unos días conversé con una amiga que fue la primera que me apoyó, y no podía creer que yo fuera tan tonta de no responder a esas palabras, que lejos de ayudar, no aportan en nada. Y es verdad.

Y sólo les puedo decir que más que valentía por desear otro hijo, es amor. Soñamos con una familia grande, con hermanos para nuestro Gaspar, muchos primos y no estábamos dispuestos a renunciar a esa idea por miedo. Eso sería cobardía, y creo que en estos dos años hemos demostrado que somos valientes, fuertes y que podemos, y que si nos tocara de nuevo luchar contra alguna enfermedad, seríamos los mejores y más expertos papás.

Así que aquí les presento a .........., el hermanito de Gaspar, que ya pesa 260 gramos y llegará en agosto a darnos más alegrías y a acompañarnos en esta aventura.


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